Este artículo se pregunta por el lugar del espacio urbano en la (re)producción de la desigualdad social en las ciudades latinoamericanas. Recientemente distintas investigaciones han resaltado la reducción de la desigualdad de ingresos en la mayoría de los países latinoamericanos durante la última década. Por otro lado, desde hace al menos una década los estudios urbanos en la región llaman la atención sobre un creciente proceso de fragmentación socio-espacial en las ciudades latinoamericanas. Ambas líneas de investigación dialogan en este artículo y permiten plantear un escenario paradójico: mientras en la última década muchos países de la región han implementado políticas que lograron reducir (levemente) la desigualdad de ingresos, se verifica la continuidad del movimiento expansivo de áreas metropolitanas fragmentadas que incrementan no solo la desigualdad en el acceso a la ciudad y a sus bienes, servicios y oportunidades, sino que también consolidan – articuladas con la segmentación del sistema educativo y el mercado de trabajo – redes y circuitos sociales segregados. Ante este panorama se sostiene como hipótesis que la continuidad del patrón de urbanización excluyente limita los efectos de las políticas redistributivas y torna necesaria una política del uso del suelo para impactar en las desigualdades de la región.