El modelo biotecnológico agrario se insertó en Argentina desde mediados de la década del 1990. A partir de ese momento, la producción agraria se ha tornado un eje central de la política económica de este país, generando profundas modificaciones económicas, políticas y sociales en el agro argentino. La importancia de la construcción de un andamiaje institucional para este proceso ha sido considerada, pero escasamente estudiada, por lo que los principios que sustentan las regulaciones en este país han sido poco vislumbrados. En este trabajo se busca analizar algunas características centrales de la normativa sobre bioseguridad en la Argentina, revisando las formas en que la misma retoma el principio de precaución y la noción del riesgo en semillas transgénicas. Para este trabajo, se ha construido una línea de tiempo en base a los relatos de los integrantes de la Comisión Nacional de Biotecnología Agropecuaria (CoNaBiA), encargada de liberar las semillas transgénicas, y a la lectura bibliográfica. Finalmente, se ha reflexionado sobre los principales elementos con los que estos sujetos construyen las nociones a estudiar, denotando la relevancia que el conocimiento científico posee en estos espacios y las consecuencias que estos elementos tienen en la participación democrática igualitaria.