Se ha vuelto común pensar en América Latina cuando se habla sobre desigualdad. Brechas de acceso a servicios públicos, concentración de capital, distribución asimétrica de riesgos y costos ambientales o exclusión de grupos humanos debido a su origen étnico o su identidad de género son temas recurrentes en las discusiones sobre desarrollo y democracia en la región. Si bien en la primera década del siglo XXI se experimentó una contracción progresiva de las asimetrías de ingresos (CEPAL, 2013), esto solo abarca un aspecto limitado de la desigualdad y al final de la segunda década del presente siglo, América Latina sigue manteniéndose como la región más desigual del mundo (CEPAL, 2018). Esto es particularmente llamativo en la Región Andina, un espacio con procesos económicos, políticos, sociales y ecológicos específicos dentro de Latinoamérica, pero vinculados a procesos globales. Esta región experimentó un boom económico sin precedentes en la primera década del siglo XXI y posee algunas de las economías más importantes de América Latina como Argentina, Colombia y Chile (World Bank, 2018), pese a lo cual mantiene graves disparidades económicas, sociales y políticas.
Por ello, consideramos necesario retomar los debates sobre los distintos tipos de desigualdades, tal como ocurrió con la primera edición de CROLAR hace siete años. En aquel primer volumen, los artículos nos brindaron una perspectiva global sobre América Latina y nos invitaron a pensar sobre la definición misma de la región, su lugar en procesos globales y temas centrales como pobreza, derechos y democracia (CROLAR, 2012). Directa e indirectamente, problemas relacionados con justicia social, inclusión, democracia y desarrollo han sido tratados en otras ediciones de CROLAR, en las que la atención se ha centrado en temas específicos: tecnología, cultura, género, entre otros. La presente edición busca volver a poner el foco en la desigualdad como un fenómeno multidimensional y persistente en los países latinoamericanos, pero principalmente andinos.