Basándonos en el análisis de las novelas Dos veces junio (Martín Kohan, 2002) y El desierto (Carlos Franz, 2005), este artículo examina la representación ficcional de los regímenes totalitarios. Ambas obras pueden analizarse con el trasfondo del llamado giro victimario; su particularidad es que están narradas desde la perspectiva de los perpetradores o de sus cómplices. Sobre el trasfondo de esta observación, se introduce el concepto del narrador cómplice, que implica una estrategia específica de emocionalización del público lector.