Este libro recorre la historia de la Policía, el delito y los delincuentes en Colombia entre mediados del siglo XIX y principios del XX. A través del estudio de las ciencias policiales y sus sistemas de identificación criminal – la antropometría y la fotografía – se analizan las complejas relaciones entre el Estado y la sociedad; los cuerpos de vigilancia y la criminalidad urbana y rural; los saberes globales y locales; las conexiones entre arte y ciencia, así como los conflictos urbanos, electorales e intelectuales de la época. El texto se enfoca en el proceso de circulación global y apropiación local de la antropometría criminal, conocida como Bertillonage, dentro de la Policía Nacional como parte de su agenda reformista a inicios del siglo XX. Este período fue clave en la consolidación de la antropometría como una herramienta fundamental para el mantenimiento del orden social, gracias a su capacidad de individualizar reincidentes y fortalecer la operatividad policial. Este proceso no exento de resistencias. Cuadrillas de malhechores, revueltas artesanales y obreras, insurrecciones populares, atentados, magnicidios, hurtos, prostitución, apuñalamientos y la llegada de criminales internacionales no solo evidencian la evolución paralela y dialéctica del delito y de los saberes policiales, sino que también reflejan las resistencias “desde abajo” a las prácticas de vigilancia e identificación. Estas manifestaciones permiten una lectura más allá de los discursos oficiales, tradicionalmente centrados en la efectividad y el control social. Desde una perspectiva subalterna, el libro examina los efectos de las ciencias policiales sobre el honor y la identidad de quienes fueron sometidos a sus métodos de identificación, revelando las tensiones entre seguridad, control y derechos individuales.