Este artículo se basa en los animal studies y en los estudios de género para analizar la novela Matate, amor (2012), de la escritora argentina Ariana Harwicz. Propone que el vínculo que su protagonista establece con un ciervo, específicamente a través de la mirada animal, es clave para comprender el retrato de ambivalencia materna de la obra, así como los límites del lenguaje para su representación. Se estudian, así, los intentos de resistencia de la protagonista al rol tradicional de madre y esposa, y se le posiciona, junto con el ciervo, dentro de un continuum de lo viviente (Giorgi) para examinar las potencialidades de sus intercambios, que, despojados de significantes, exceden la significación (Derrida).