In the neighbourhood Caminos a la Libertad, located in the north-western part of Quito, every November, a group of Afro-Ecuadorian women called the Community of Saint Martin & The Martinas pay tribute to Saint Martin de Porres “the Black saint of the Afro-descendant community.” This celebration is relevant in a context in which the Afro-Ecuadorian inhabitants of the neighbourhood suffer segregation, racism, and discrimination. What happens in the microcosm of Caminos a la Libertad is, in part, a reflection of the experience of the whole Afro-descendant population in the capital: A city which has historically created an image of itself as white-mestizo, and where the presence of Afro-descendants has been systematically rejected. Based on ethnographic work, participant observation and semi-structured interviews, in this article I analyse how this community uses the image of Saint Martin de Porres and his celebration to combat racism, promote social cohesion and ethnic and gender empowerment in the neighbourhood, by creating “places of enunciation” and “spiritual citizenship.”
En el Barrio Caminos a la Libertad ubicado al noroccidente de Quito un grupo de mujeres afroecuatorianas denominadas Comunidad San Martín & Las Martinas rinden homenaje cada noviembre a San Martín de Porres “el Santo Negro del Pueblo Afrodescendiente”. Esta celebración es relevante en un contexto donde los habitantes afroecuatorianos del barrio sufren segregación, racismo y discriminación. Lo que sucede en este microcosmos de Caminos a la Libertad es en parte, un reflejo de lo que vive la población afrodescendiente en la ciudad capitalina. Una ciudad que históricamente se ha construido he imaginado como blanco-mestiza y en donde la población afroecuatoriana ha sido sistemáticamente rechazada. Por medio de un trabajo etnográfico basado en observación participante y entrevistas semiestructuradas, analizo en este artículo cómo esta comunidad utiliza la imagen de San Martín de Porres para combatir el racismo, promover cohesión social y empoderamiento étnico y de género en el Barrio, creando “lugares de enunciación” y “ciudadanía espiritual”.